Para una Mañana Socialista: Un Informe sobre 2019-2021
Cuando el actual Comité Nacional Político (NPC) asumió en el 2019, predecimos que la elección presidencial sería el acontecimiento político más importante de nuestro mandato. El brote de COVID-19 en la primavera del 2020 y los alzamientos masivos en reacción al asesinato de George Floyd en mayo de ese mismo año alteraron el panorama político. Hubo un cambio tangible en el ámbito de lo posible y nuestras maneras de organizar tuvieron que ajustarse a las prácticas de distanciamiento social, los eventos virtuales, la disminución de nuestra capacidad individual para participar en trabajo político y a la difícil decisión que tomamos al principio de nuestro mandato de tener nuestro congreso nacional en línea.
La pandemia le ha arrancado la máscara al capitalismo, dejando en claro a millones de personas para quién exactamente está construida nuestra sociedad. A cada paso, los intereses capitalistas suplantaron a la salud pública y a nuestro bienestar, visto en las decisiones sobre los mandatos de máscaras, aperturas de negocios, despliegue de vacunas y aperturas de las escuelas. Estos fracasos de parte de la clase gobernante contribuyeron a la ola de violencia anti-asiática que afectó a tantas comunidades. La ira causada por innumerables asesinatos por la policía se sintió profundamente y el estado respondió con un aumento de violencia. La insurrección del 6 de enero de este año dejó en claro que la derecha extrema no se ha ido y que el estado no está dispuesto a actuar en oposición a estas fuerzas. La movilización para sacar a Donald Trump de la presidencia ha provocado una escalada de ataques a los derechos de voto por parte de los republicanos.
La crisis climática causada por el capitalismo trajo tormentas invernales que se llevaron vidas y traerán aún más muertes a medida que la sequía, los tornados y los huracanes arrasan nuestras tierras este verano. ICE sigue siendo una institución cruel y canalla, aumentando la cantidad de separaciones familiares y de esterilizaciones forzadas de mujeres negras y de color. Muchos países ya explotados por el imperialismo estadounidense han sufrido muertes en enormes números, causadas por el monopolio sobre los patentes de las vacunas y la falta de recursos médicos gracias a sanciones. Hemos visto cómo la policía y el ejército han jugado un papel violento cuando las masas — en Colombia, en Nigeria, en Palestina — demandan vivir en dignidad.
Los últimos dos años han demostrado el poder que llegamos a tener y al mismo tiempo la rapidez con la cual ese poder se nos puede quitar. Nos apoyamos entre nosotros y lamentamos las muertes y las oportunidades que se nos quitaron.
Pero seguimos aferrados a la esperanza, tanto en nuestro horizonte socialista como en el trabajo del día a día que conlleva la construcción de una organización socialista masiva. El año pasado nos demostró lo que nuestra clase puede llegar a tener cuando luchamos — lo que podemos ganar y el poder colectivo que tenemos. Es importante mantener en mente, a medida que empezamos a reunirnos en persona, que somos fuertes y poderosos cuando luchamos juntos. Sabemos que la solidaridad es algo que se trabaja y que parte de ese trabajo es el de confrontar al imperio en casa. La lucha por justicia racial también se convirtió en un grito por la abolición, por un mundo sin jaulas y sin policía, y por una visión de un mundo socialista de abundancia, dignidad y democracia.
A lo largo de nuestro mandato, hicimos avances en la construcción de secciones locales de DSA en todas partes del país y tomamos medidas para sincronizar actividades entre la organización nacional y locales. Hablamos con líderes locales para aprender más sobre cómo podemos movernos a nivel nacional y cuáles problemas enfrentan los compañeros en el sur y en áreas rurales y los compañeros que recién empiezan a organizarse. Hemos hecho esfuerzos para incorporar estos aprendizajes a nuestras campañas nacionales, como la campaña para ratificar el PRO Act (Protecting the Right to Organize Act) y la campaña para salvar al Servicio Postal de los Estados Unidos del año pasado.
Hemos expandido el apoyo que le damos a las secciones locales nuevas a través del Comité de Crecimiento y Desarrollo (Growth and Development Committee) y sus programas de retención, reclutamiento y tutoría y hemos profundizado nuestro trabajo de educación política mediante el programa de facilitación de discusiones y el currículum básico armado por el Comité Político Nacional (National Political Committee). Todo esto lo hemos hecho coordinando con nuestro equipo de organización y los organizadores de terreno. Las secciones locales han formado vínculos fuertes con organizaciones y sindicatos locales, haciendo esfuerzos para arraigar nuestro movimiento en la clase obrera. Con mucho entusiasmo hemos mandado dos delegaciones a Perú y a Venezuela para profundizar nuestros lazos internacionales y anticipamos que esta tarea será importante para el próximo NPC.
A medida que hemos crecido, también hemos cometido errores. Sabemos que tenemos mucho que hacer para que DSA sea un hogar político más acogedor y mucho que aprender para poder enfocar nuestro poder más estratégicamente. Eso estamos haciendo. Estamos trabajando con Tilde (una cooperativa de lenguaje) para traducir nuestra página web al español y coordinando entrenamientos de justicia lingüística. Más que nada, hemos hecho el compromiso de apoyar a las secciones locales para que puedan tener discusiones abiertas sobre el racismo, las reparaciones y sobre cómo aumentar nuestro poder mediante campañas de masa que nos organizan.
La campaña de DSA for Bernie nos enseñó lo gratificante que es trabajar hacia una visión compartida. La campaña de reclutamiento 100K nos demostró lo mucho que podemos crecer cuando trabajamos juntos. La resolución interna BIPOC (personas negras, indígenas y de color) nos está ayudando a clarificar dónde necesitamos hacer un cambio cultural para asegurarnos que nuestra organización sea verdaderamente multiracial. Nuestros oficiales electos y los cinco miembros del Congreso han cambiado las condiciones políticas y la campaña para el PRO Act está poniendo presión sobre los que están en el poder.
Los últimos dos años han sido interminables pero seguimos con la mirada firmemente hacia adelante, hacia el mañana que estamos construyendo. Antes del Congreso Nacional en agosto, el NPC presentará un informe comprensivo sobre lo que hemos hecho en los dos últimos años y progreso realizado hacia
lograr los objetivos establecidos por el Congreso del 2019. Esperamos que este informe nos llevará a hacer una reflexión colectiva sobre lo que debemos hacer para construir la organización que queremos y evaluar la realidad del tiempo y los recursos requeridos para ganar campañas. Le pedirá a nuestros miembros volver a comprometerse con el trabajo de construir una organización nacional capaz
de ganar y ser un vehículo para que la clase trabajadora pueda recuperar lo nuestro. Somos una organización diferente de la que éramos en el 2015 y esperamos con ansias ver cómo crecemos en los próximos seis años. Pero sabemos que lo resolveremos con más de 94,000 compañeros a nuestro lado, 239 secciones locales y una visión de un mundo por el que vale la pena luchar. Hasta la victoria siempre.