DE LA DIRECTORA NACIONAL | PODER Y CONTRADICCIONES

Hace cien años A.J. Muste, que era activista y organizador de trabajadores, observó que la estructura de un sindicato tiene las cualidades inherentes de inestabilidad y contradicción. Encuentro paralelos en nuestra organización del DSA.

Un sindicato, o cualquier organización democrática (como el DSA), debe ser como un ejército, señaló Muste, con soldados en la lucha de clases, listos para actuar rápidamente, unidos y con disciplina, para obtener victorias concretas y para defenderse contra la clase patronal. Pero al mismo tiempo tiene que ser parecido a una sociedad de debate, reemplazando un sistema educativo y un foro público que han sido apropiados por los grupos privilegiados desde hace mucho, y en esta manera promover la exploración de nuevas ideas y estrategias hechas por sus miembros. Estas funciones requieren estructuras muy diferentes dentro de una sola organización. Las tensiones son inherentes, así lo expresa Muste:

La situación es verdaderamente seria. Se demanda lo imposible de parte de los sindicatos y de sus líderes… Y aún no hay solución para este dilema. Al igual que muchas otras situaciones que enfrentan a los seres humanos, no hay una respuesta tajante por encontrarse que de una vez y para siempre resuelva el caso. La solución consiste en hacer de vez en cuando ajustes que sinteticen dos funciones bastante incompatibles. Nada está más alejado de la solución que simplemente cortar o ignorar alguno de estos términos. El sindicato debe permanecer actuando como ambos, un ejército y un foro público. Los miembros tienen que luchar unidos y discutir entre sí a la misma vez.

Muste prosigue nombrando otros retos, como la tensión entre operar en el mundo tal y como es y al mismo tiempo tener expectativas de un mundo transformado, con la dificultad de reconocer condiciones externas provocando conflictos cuando los factores internos se sienten cercanos.

Todas estas dinámicas vienen a la mente en el momento en que nos encontramos, en que organizamos nuestra campaña (Strike Ready) y simultáneamente nuestra convención nacional. Al momento de imprimirse este documento, 118 capitanes solidarios se encuentran listos para movilizar sus secciones de DSA, y 90 funcionarios públicos electos se han comprometido a permanecer solidarios con las huelgas masivas planeadas para este año. Mientras tanto, 1,082 delegados serán elegidos a lo largo del país para diseñar las actividades de DSA durante los próximos dos años.

Para ganar esta batalla laboral o bien para desarrollar una estrategia para ganar el juego mayor, necesitamos fortalecer nuestro poder, y conocernos a nosotros mismos junto a nuestras contradicciones estructurales inherentes. Necesitamos recordar lo que nos hace únicos como una organización costeada por sus miembros con las aspiraciones de llegar a ser una dirigida por la base. Debemos también examinar minuciosamente las realidades cotidianas y los terrenos políticos y económicos fuera de la organización.

Deseo que compartan mi regocijo por tener un refugio político donde podemos considerar y organizar juntos, haciendo uso de estas condiciones. En las palabras de otro famoso teórico y activista, “tenemos un mundo por ganar.”