Todos unidos

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La unidad es un concepto seductor, y más que nada para los de la izquierda. Pero una y otra vez, las esperanzas de la unidad y un futuro prometedor han sido desmentidos por las realidades desalentadoras de la historia que se desarrolla después de la unión. No obstante, algunas uniones han triunfado y llevado a cabo grandes éxitos para sus grupos constituyentes. Entre las uniones exitosas de este siglo resaltan dos casos: la unión de la izquierda EEUU en 1901 que formó el Socialist Party of America, y la unión de la izquierda francesa en 1969 que formó el Parti Socialiste. 

El 29 de julio de 1901, 125 delegados, representantes de 6,500 socialistas, se juntaron en Indianápolis. La mayoría eran miembros de la facción de Morris Hillquit del Socialist Labor Party, llamada la facción Canguro. Ésta había dejado al SLP por la fidelidad completa del partido a las opiniones de su líder Daniel De Leon. Algunos delegados eran socialistas independientes, pero la mayoría de los demás representaban al Social Democratic Party, cuyos líderes más conocidos son Eugene Debs, que antes era populista, y Victor Berger, un socialista de Milwaukee.

Durante la siguiente década, este grupo unido, llamado el Socialist Party of America, atrajo a 100,000 miembros. En 1912, el porcentaje del voto presidencial recibido por Debs superó al porcentaje recibido por el partido laborista británico en las elecciones de 1910. A pesar de las crisis de los años de la Primera Guerra Mundial, que dividieron y destruyeron al antiguo partido socialista, actualmente ese partido sigue siendo la manifestación más exitosa del socialismo en los EEUU.

En 1969, unos delegados que representaban varias facciones de la izquierda francesa se unieron para crear el Parti Socialiste. El antiguo partido socialista francés (SFIO) se había mantenido como el partido de izquierda más grande, aún después de la separación de los comunistas francesas, pero después de la Segunda Guerra Mundial, la porción del voto ganado por el SFIO disminuyó continuamente de un cuarto a una octava parte. Los comunistas dominaban en la izquierda francesa durante la posguerra. La decaída rápida del SFIO continuaba por los años 60 hasta llegar al punto más bajo con las elecciones calamitosas de 1969, en que el partido solo recibió el 5 por ciento del voto.

En la unión de 1969, se juntaron el SFIO, la CIR (Convención de Instituciones Republicanas) de Francois Mitterrand, unos elementos del antiguo partido radical francés, y la mayoría de los “clubs” socialistas independientes que surgieron en los 60. Unos años después, Michel Rocard trajo a su facción del PSU (Partido Socialista Unido) al nuevo PS. Dentro de los primeros doce años, el PS eligió al primer presidente izquierdista de la Quinta República Francesa, y además obtuvo una mayoría absoluta en el parlamento.

¿En qué se distinguieron estos ejemplos entre las muchas uniones fracasadas a través de la historia de la izquierda? Más que nada, era que los participantes se ponían de acuerdo acerca de su estrategia. Los socialistas estadounidenses de 1901 concordaban en el concepto de un partido independiente y dirigido a las elecciones que cooperaba con el movimiento obrero que ya existía y en el cual se mezclaban una programa de exigencias actuales con un objetivo socialista de largo plazo. Fue el derrumbe de este acuerdo lo que causó el derrumbe del partido. Los socialistas franceses de 1969 coincidían en la estrategia Mitterrand de formar una coalición electoral amplia con los comunistas franceses, pero una coalición en la cual los socialistas se mantendrían una identidad distinta a la de los comunistas. La continuación efectiva de esta estrategia por una docena de años llevó a Mitterrand a la silla presidencial.

Los delegados del DSOC y del NAM se juntan en Detroit, y el número de socialistas representados por ellos iguala al número representado en la junta en Indianapolis en 1901. Los delegados representan gente de todas las principales corrientes políticas e intelectuales de la izquierda estadounidense de este siglo: socialistas, comunistas, trotskistas, la nueva izquierda, el movimiento obrero, el movimiento feminista, y el movimiento por los derechos civiles.

Ante de nosotros yace el futuro, y solo el tiempo y nuestras acciones nos dará a conocer si Detroit en 1982 tendrá el gran alcance que tuvo Indianápolis en 1901.